Más allá de pandemias puntuales como la provocada por el Covid-19, existen amenazas silenciosas que pueden comprometer gravemente la salud pública. Una de ellas es la Legionella pneumophila, una bacteria que se desarrolla exclusivamente en medios acuosos mal mantenidos, y que puede propagarse al aire a través de aerosoles generados en esas instalaciones.
Esta bacteria es la causante de la legionelosis, una infección respiratoria potencialmente grave, especialmente peligrosa en personas mayores o inmunodeprimidas. Su presencia se ha detectado en torres de refrigeración, humidificadores, sistemas de agua caliente sanitaria y, de forma indirecta, en sistemas de ventilación cuando estos reciben o distribuyen aire contaminado procedente de fuentes de agua infectadas.
Un enemigo invisible en sistemas de climatización
La transmisión de la legionela no se produce por contacto entre personas, sino por la inhalación de microgotas de agua contaminadas que se dispersan en el aire. Esto convierte a los sistemas de climatización y ventilación en puntos críticos si no se les aplica un correcto mantenimiento y tratamiento del aire.
Según los organismos sanitarios, la falta de limpieza, desinfección y renovación del aire es uno de los principales factores de riesgo. Por eso, resulta esencial garantizar una correcta gestión del aire en todo tipo de espacios cerrados: oficinas, centros de trabajo, hospitales, industrias o instalaciones deportivas.
Tratamiento del aire: clave para la prevención
El tratamiento adecuado del aire en instalaciones cerradas es la primera barrera de defensa frente a la propagación de bacterias como la Legionela. Para garantizar un entorno seguro, es necesario aplicar un enfoque integral que contemple tanto el diseño del sistema como su mantenimiento continuo.
- Filtración del aire: tecnología adaptada al riesgo biológico
Uno de los pilares fundamentales del tratamiento del aire es la filtración, ya que permite retener partículas y microorganismos presentes en suspensión. En entornos de riesgo medio o alto, es recomendable el uso de filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air), también llamados filtros absolutos, capaces de retener hasta el 99,97% de partículas de 0,3 micras, como bacterias, esporas y polvo.
Dependiendo del tipo de instalación, también pueden emplearse filtros de carbón activo, para eliminar compuestos orgánicos volátiles (COV) y olores, o prefiltros de alta capacidad para prolongar la vida útil del sistema.
- Renovación y caudal de aire: oxigenación constante del espacio
Mantener un caudal de aire fresco y renovado es clave para evitar la concentración de aerosoles contaminados. Una correcta renovación del aire permite diluir las partículas en suspensión, reduce la humedad relativa y evita zonas de estancamiento donde las bacterias pueden proliferar.
El número de renovaciones por hora debe ser calculado en función de la actividad del espacio (oficinas, laboratorios, quirófanos, industrias alimentarias, etc.), pudiendo llegar, en entornos críticos, hasta 15 o 20 renovaciones por hora.
- Control de humedad y temperatura: parámetros que marcan la diferencia
La Legionela se desarrolla con mayor facilidad en ambientes húmedos, por lo que es fundamental mantener los niveles de humedad relativa entre el 40% y el 60%, y controlar las temperaturas en los circuitos de agua caliente y fría para evitar zonas templadas (25ºC – 45ºC), que favorecen la proliferación bacteriana.
Los sistemas de climatización deben incorporar equipos de control ambiental automatizado, que aseguren el equilibrio térmico e higrométrico en todo momento.
- Presión positiva o negativa: contención según el uso del espacio
El tratamiento del aire también implica definir si se requiere presión positiva o negativa, dependiendo del tipo de sala y su uso. Por ejemplo:
- En salas blancas, quirófanos o laboratorios, se emplea presión positiva para evitar la entrada de contaminantes desde el exterior.
- En zonas de aislamiento o manipulación de sustancias peligrosas, se utiliza presión negativa para contener posibles agentes nocivos.
- Mantenimiento preventivo y supervisión constante
Un sistema de ventilación sólo será seguro si se mantiene y supervisa de forma continua. En Sistemas de Calor, aplicamos protocolos de mantenimiento preventivo que incluyen:
- Limpieza y desinfección periódica de conductos y unidades
- Revisión y sustitución de filtros según norma
- Verificación de temperaturas en los sistemas de agua
- Control microbiológico del aire y el agua en puntos críticos
Este tipo de mantenimiento no solo reduce el riesgo de aparición de Legionela, sino que mejora la eficiencia energética del sistema y prolonga su vida útil.
Experiencia al servicio de la seguridad
En Sistemas de Calor contamos con más de 35 años de experiencia desarrollando e instalando soluciones a medida en el tratamiento del aire en Andalucía Oriental y Murcia. Hemos trabajado con sectores tan exigentes como el alimentario y el sanitario, diseñando desde cámaras frigoríficas industriales hasta salas blancas hospitalarias.
Nuestro compromiso va más allá de la instalación: también ofrecemos mantenimiento preventivo, actualizaciones tecnológicas y un seguimiento técnico que garantiza la eficiencia y seguridad de cada sistema a lo largo del tiempo.
Aire limpio, instalaciones seguras frente a la Legionela
Prevenir la Legionela es responsabilidad de todos. Y comienza por apostar por sistemas de ventilación y climatización que no solo cumplan con la normativa, sino que protejan de forma activa la salud de las personas. Desde Sistemas de Calor, trabajamos cada día para implementar soluciones eficaces, sostenibles y adaptadas a las necesidades de nuestros clientes. Invertir en aire limpio es invertir en salud, productividad y tranquilidad.